Veinte kilómetros al sur de Ksar Rhilane, en el desierto tunecino, en pie sobre las dunas que me permiten ver una extensión ondulada e interminable. La línea de sombra se acerca sobre el oleaje y grito, grito de una manera que había olvidado, grito sin pudor las palabras que me dan sentido. Para desnudar lo que soy, para que el cielo y la tierra me acojan, alzo los brazos y grito.
Cuadernos de Tunez: El grito
27 Ago
Esta entrada se publicó el agosto 27, 2008 en 9:52 pm y se archivó dentro de Escrituras.
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