Como cada mañana, los hombres deambulan por los callejones de la rue Zarkan, en la medina de Túnez. Semidesnudas, apenas hermosas, ellas se muestran sin entusiasmo tras el humo del incienso, sus miradas se encuentran con la mía y mi corazón se acelera. Me cruzo con hombres que avanzan sin verme mientras asisto a un rito tan milenario como las alcahuetas que acompañan a estas mujeres. Quiero encontrar la salida y a la vez deseo que nunca acabe este desfile asombroso que me precipita a los límites en que el pudor desaparece. Al volver a la calle principal y continuar mi camino, no hay mezquita ni zoco ni escuela ni casa que calme la agitación de mi mente. Soy sólo un fantasma que camina, mientras el humo se sigue enredando en sus tristes cuerpos perfumados.
Cuadernos de Tunez: Cuerpos perfumados
31 Ago
Esta entrada se publicó el agosto 31, 2008 en 9:55 pm y se archivó dentro de Escrituras.
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