Walter Benjamin había observado que la fotografía introducía una práctica artística revolucionaria, dado que liberaba la mano -tradicionalmente el auxiliar de la creación- transfiriendo al ojo del fotógrafo el «modelaje» de la obra. La fotografía, antes que ser una técnica de reproducción y encuadre, es una mirada. Una mirada situada, informada, cargada de emoción y de cultura -una cultura determinada, una sensibilidad datada.
Teresa Siza: Reflexiones a disgusto, en Fotografía. Crisis de historia (Edición: Joan Fontcuberta, publicado por Actar).