
Albert Renger-Patzsch - Euphorbia Grandicornis, 1925
Admitámoslo o no, el hecho de que el mundo sea hermoso es una condición previa para cualquier tipo de arte. Mucho se ha hablado acerca de la fealdad en arte, en particular refiriéndose a las nuevas formas artísticas, en particular refiriéndose a las nuevas formas artísticas, más interesadas en la objetividad que en la belleza. Básicamente, sin embargo, el culto a la fealdad y a la funcionalidad se presenta como una negación de la belleza. De hecho, no representa más que una revolución en la percepción estética, un intento de crear un nuevo concepto de belleza. En palabras de Deri: «La belleza es ese algo indefinible que tiene el poder de enriquecer a un grupo de personas relativamente pequeño, a nivel fuertemente emocional, en el momento de la percepción.»
Carl Georg Haise, El mundo es hermoso (1928), citado por Joan Fontcuberta en Estética fotográfica (Editorial Gustavo Gili)
Enamorado de la foto, aunque no distingo bien que cosa es.
Sin dudas; «belleza para verla, hay que llevarla adentro» decía alguien. Somos parte de la perfección; aún con esas grandes imperfecciones que nos construyen y habitan. En nuestro quehacer y su devenir, todo ello se plasma tal cual, como si de un sello se tratara que deja su indeleble impronta.
Fe de erratas: LA belleza