Fina sensibilidad, he aquí el misterio del nuevo arte fotográfico, sensibilidad sin la cual el fotógrafo no ve. Y es preciso ver, ver con la máxima intensidad para arrancar al objeto mudo ese lenguaje tan elocuente y expresivo para quien comprende. Sensibilidad para captar la belleza, la íntima belleza de un rayo de luz, o una sonrisa de querube, o la sombre que refuerza un relieve. Sensibilidad capaz de sintetizar en una forma concreta variedad de pensamientos.
Pere Catalá Vic, La evolución fotográfica (1932), citado por Joan Fontcuberta en Estética fotográfica (Editorial Gustavo Gili)