El esfuerzo por clarificar nuestra mirada no puede empezar en la sociedad, sino en el ojo y la mente. Es una búsqueda espiritual, no una función política. Cada hombre debe enfrentarse al mundo solo, y aprender a verlo por sí mismo.
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La cámara es un punto de referencia, casi como una brújula, aunque no tan predecible. Es la disciplina y la oportunidad de la visión. En relación al recinto que llamamos civilización, las imágenes no son adornos o reliquias, sino ventanas y puertas, ampliaciones de nuestro espacio vital, entradas en el misterioso mundo fuera de nuestras paredes, lecciones de lo que se debe buscar y cómo ver. Ellas limitan nuestra comodidad […], nos dan un poco de miedo porque siempre sugieren la presencia de lo desconocido, lo que está fuera de la imagen y más allá de la vista, ellas sugieren la posibilidad de un acceso repentino de alegría, visión, belleza o alegría que nos mantenga vivos y nos recompense por vivir, sirviendo como puntos de referencia espiritual en la peregrinación a la tierra que cada uno de nosotros debe asumir por sí solo.
Siempre en la inmensidad del bosque, al salir de un terreno familiar y bajar solos a un lugar nuevo, se siente, junto con sentimientos de curiosidad y emoción, un pequeño temor persistente. Es el antiguo temor a lo desconocido, y es el primer lazo con el desierto que vas a recorrer. Lo que estás haciendo es explorar. Estás desarrollando la primera experiencia, no del lugar, sino de ti mismo en ese lugar. Es la experiencia de nuestra soledad esencial, porque nadie puede descubrir el mundo para nadie más. Es sólo después de que lo hemos descubierto por nosotros mismos que se convierte en un terreno común y un vínculo común, y dejamos de estar solos.
Y el mundo no puede ser descubierto por un viaje de kilómetros, no importa cuan largo, sino sólo por un viaje espiritual, un viaje de una pulgada, muy difícil y humilde y alegre, por el cual llegamos a la tierra a nuestros pies, y aprendemos a estar en casa. Es un viaje que sólo podemos hacer si aceptamos el misterio y la perplejidad -cediendo a la premisa de que lo que esperábamos no se encuentra ahí.
Traducido de Wendell Berry: The Unforeseen Wilderness, citado en The Education of a Photographer (editado por Charles h. Traub y otros)
Me parece muy lúcido este texto, gracias por publicarlo.
Ví el video de Ricky Dávila y me parecieron sabias sus palabras.
Especialmente la reflexión de que era una reunión no de fotógrafos sino de personas que tienen en común la fotografía.
Muy de acuerdo.
Un saludo y suerte en la andadura.
Alejandro
¡Gracias, Alejandro!
Seguimos en contacto 😉