Una y otra vez, es necesario que te recluyas en las montañas profundas y valles escondidos para restaurar tu vínculo con la fuente de la vida. Inhala y déjate elevar hasta los fines del universo; exhala y trae al cosmos de vuelta adentro. Luego, respira toda la fecundidad y vibración de la tierra. Finalmente, mezcla el aliento del cielo y el aliento de la tierra con el tuyo tornándote así el Aliento de Vida mismo.
Morihei Ueshiba, citado en la obra de Eugen Herrigel Zen en el arte del tiro con arco (Gaia Ediciones)