La semana pasada participé en el taller de Ricky Dávila en el Círculo de Bellas Artes: La fotografía como visión personal. Ricky nos animó a ser narradores visuales y a tener una relación de calidad con el medio fotográfico, empezando por establecer unas afinidades claras y por interiorizar la obra de los autores que nos preceden y acompañan en nuestro desarrollo.
El taller fue una auténtica sacudida y me provocó muchas preguntas y unas cuantas dudas sobre la calidad de la relación que estoy estableciendo con la fotografía. Además de gastarme unos cuantos euros en Amazon, he decidido pasar una mañana a la semana en la biblioteca del Museo Reina Sofía, en busca de obras que no estén al alcance de mi bolsillo. Para empezar, Raised by wolves, la novela visual de Jim Goldberg sobre los adolescentes que malvivían -y malviven- en calles y tugurios de Hollywood. Un proyecto que se desarrolló durante diez años en los que conoció el abismo vital de muchos de ellos. Goldberg apostó por dar voz a los protagonistas de su trabajo y realizó un libro heterodoxo en el que mezcló texto mecanografiado y manuscrito, notas, cartas y transcripciones de conversaciones telefónicas, fotos en color y blanco y negro y diferentes formatos, tomas de video, polaroid, hojas de contactos… Un relato magistral que devoré sin descanso durante cuatro silenciosas horas.
No todo son alabanzas para el libro de Goldberg: en el blog de American Suburb X también puede encontrarse una crítica que acusa a la obra de tener un carácter conservador y moralizante y de falta de compromiso político. Siempre hay alguien más a la izquierda de uno mismo, más auténtico y más comprometido -aunque sea desde la comodidad del escritorio-. Para quien quiera labrarse su propia opinión, aquí dejo una reproducción del libro de Jim Goldberg Raised by Wolves -mejor en pantalla completa-:
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