Siempre que escribo -que es mi forma de crear-, descubro, o quizá inauguro, algo de mí, de mí o de todos, como si el saber, el entender e incluso el obrar, no fuesen la inmediata relación que puedo establecer con mi ser o con mi nada; como si el crear me enseñara también eso: que crear es más originario que saber, más abismal que comprender, más definitivo que actuar.
[…]
Si la realidad fuera sólo
lo ya dado,
no habría lugar para pensar en ella
ni vacío desde donde escucharla.
La realidad no se agota en lo que es:
ni la palabra en lo que dice,
ni la vida en quien la vive.
Ni todo en todo ni nada en nada.
La realidad no es: crea.
[…]
Esperar la creación es custodiar
la ausencia,
invitarla,
como la mano del mendigo a la dádiva,
como el poeta, en el olvido de sí.
[…]
El poeta no anhela decir algo
y para eso crea,
el poeta busca crear,
busca que la obra exista,
desea darle ser.
(Tampoco el poema busca decir:
es una vez nacido que su ser dice,
que sus palabras revelan su ser.)
[…]
La creación es siempre instante:
relámpago.
(El trueno ya es eco de lo apagado,
se lo oye, pero no enciende.)
[…]
El silencio, el poético, está siempre al final,
allí, donde el inicial se escucha.
[…]
La historia del silencio son las palabras,
la escucha de ese silencio es la poesía.
[…]
El silencio no se dice en las palabras de quien lo dice:
se da a escuchar
en la voz de quien lo escucha.
[…]
El silencio es la medida de las palabras,
su originaria desmesura:
su decir lo que callan.
[…]
Un poema debe llamar,
después callarse: abismarnos,
no en su lectura
(en las palabras aún nos reflejamos)
en su silencio, allí donde nos desnudamos.
[…]
I
La escucha poética, su comprensión,
no es una aprehensión,
es una entrega;
es la renuncia al deseo de poder insito en el saber,
renuncia al saber como posibilidad de posesión,
de borrar la alteridad.
II
La comprensión poética no aboca a un discurso
sobre lo comprendido,
no es siquiera un acto del pensar:
es la sensibilidad,
la vulnerabilidad pasible de acoger,
de dejar venir, de amparar lo otro como otro;
es el dejarse alterar por la alteridad,
transfigurar por el sentido,
iluminar por la belleza,
o herirse por lo sublime.
[…]
Escuchar no es oír las palabras sino la voz,
lo que se sustrae al decirlas:
el aliento atrás,
la cisura de cada palabra.
Las palabras, cada vez, son las de todos,
la voz, toda vez, es la única vez.
[…]
La hondura de un poema
no radica en aquello de lo que sus versos hablen,
ni siquiera en cómo hablen,
radica de la dimensión de la escucha
desde la que llegan sus palabras,
de su permanencia o no en ella.
[…]
I.
Todo decir, para cumplirse,
tiene que darse no sólo a oír,
también tiene que abrir la escucha.
II.
En lo oído se oyen las palabras,
en la escucha el temblor de la voz,
el roce del silencio
en el aliento de quien las dice.
[…]
Huella y recelo de que el viento la borre:
aliento retenido
y los ojos cerrados.
[…]
Sustrayéndose se dice la poesía,
se anuncia en la huella
de su irse:
en la sed que dejan en la boca las palabras.
[…]
A lo poesía, como la vida
toda,
no se la retiene, se la recibe: se trata de saber partir.
[…]
Un poeta no busca decir algo,
no busca expresar nada, busca crear:
busca ser, como la nada.
Anhela lo imposible,
por eso recibe lo inagotable.
[…]
El poeta escribe para ir, no para llegar,
escribe para partir,
siempre para iniciar.
Parte sin saber qué dirá,
ignora dónde lo lleva su decir,
tampoco lo busca saber.
Esa ignorancia es su única certidumbre:
la certeza
de saber que no se está diciendo a sí mismo,
que algo otro que su propio aliento respira en su decir.
[…]
Sereno, el poema cobija a la poesía
como la noche al relámpago.
[…]
Cada poema es el territorio
de su propia extrañeza,
de lo incognoscible como incognoscible,
no como ausente.
Hay que escribir cada poema
en una lengua ignorada,
ser el extranjero de las propias palabras.
[…]
Hay que borrar
hasta que la página se horade,
tachar hasta que el papel
se rasgue;
ese desgarro inicia la escritura,
la que se escribe, no la que escribimos.
[…]
El habitar poético es un habitar
en lo abierto:
un morar receptivamente,
un decir con el lenguaje de la entrega,
un decir sin porqué y sin decirse:
un responder.
Hugo Mújica: Lo naciente. Pensando el acto creador (Pre-Textos)