La tecnología ha puesto al alcance de todos unos recursos muy especializados.
Pero el acceso a una tecnología sofisticada no siempre se traduce en un pensamiento sofisticado.
La técnica puede mejorar una idea buena, pero generalmente solo sirve para disfrazar las malas ideas y ocultar los puntos débiles. Los proyectos acaban así centrándose en la ejecución más que en conceptos bien desarrollados.
Photoshop presenta un peligro adicional; nos permite huir demasiado rápido de los errores: con un par de golpes de teclado hemos rectificado lo que no ha tenido ni tiempo de respirar.
El artista Lucas Blalock hace todo lo contrario. Nos muestra qué sucede si nos inspiramos en los errores y les permitimos que se desarrollen, si amplificamos algo que otras personas se esforzarían por ocultar.
[…]
Tómese su tiempo para examinar los errores, los suyos y los de los demás. Lo que al principio parece un fallo se podría convertir en el germen de algo más. Algo fascinante, extraño y original.
Erik Kessels: ¡Qué desastre! Cómo convertir errores épicos en éxitos creativos (Phaidon, 2016)