A menudo, los estudiantes de fotografía, sobre todo los que son más cerebrales que visuales, se proponen construir un proyecto en torno a una idea de peso, ambiciosa y compleja. Puede ser algo muy interesante para hablar sobre ello, pero llevado a imágenes, tenemos poco que ver -por desgracia, las buenas ideas rara vez son fotogénicas. Me aburren los estudiantes que lo tienen todo resuelto antes de que hayan comenzado a hacer las fotos. O que el análisis de una fotografía no coincida con lo que está ante nuestros ojos. […] Por supuesto que acepto que la fotografía permite infinitas permutaciones, por lo que si es así como trabajas y es fructífero para ti, sigue haciéndolo – hay tantos ejemplos fantásticos e inspiradores de personas que lo hacen bien.
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Cuando yo era niña mi madre me enseñó a hacer imágenes mentales y después de todos los rollos de película que he usado, las fotos mentales aún perduran como una especie de cuaderno de dibujo vivo e invisible. Muchas veces antes de ir a la cama recorro todas las cosas que vi, pero no fotografié. Así que cuando realmente cojo mi cámara, las imágenes reales tienen su origen en una especie de lugar abstracto, como una fantasía destilada. Eso es lo que forma la base de mi forma de trabajar y el resto son detalles y la capacidad constantemente puesta a prueba de reaccionar a las singularidades, decididas por la geografía, los temas, las ideas – todo ello seguido de interminables horas de edición, secuenciación, mezcla y remezcla.
Mi consejo es más fácil de decir que de hacer: sigue la imagen, escucha a tus ojos, permanece abierto a tus instintos y utiliza la cámara como una manera de acercarte a algo que te habla de una manera visual.
Irina Rozovsky, en Fototazo: How to Start a Project
Irina impartirá una conferencia esta tarde en LENS. Para estar a la altura, intentaré presentarla en ruso. Iré destapando el vodka.