Especialmente, cuando se funciona partiendo de la motivación emocional -cosa que hacemos al no tener obligación de cumplir con ningún trabajo ni ninguna cuota- necesitas una especie de rigor o disciplina para ponerte en marcha todos los días. Así sucedió sobre todo en los primeros años, cuando no teníamos ni siquiera la obligación de hacer libros. Lo hacíamos exclusivamente para nosotros mismos. Las fotos se iban amontonando y no interesaban a nadie. Pues lo dicho. En primer lugar hace falta una especie de gramática para poder hacer una selección y poder decir: prescindimos de eso, esto lo cogemos y esto otro se queda ahí con esta condición. De lo contrario, pierdes el norte y malgastas tu energía. Y ese rigor también es necesario para dejar lo sentimental a un lado.
[…] Todo eso se basa mucho en las vivencias. Hemos tenido vivencias muy variadas y algunos lugares los hemos visitado una y otra vez. Hubo vivencias con una fuerte carga emocional y entonces hace falta cierto rigor para sacar algo en claro, algo mínimamente definido de esa maraña emocional y real. Porque al mismo tiempo era una maraña visual y una maraña sentimental.
[…] Era imposible saber qué posición era la correcta… o si una era más correcta que la otra. Para conseguir eso hay que emplear cierta dosis de rigor formal. Lo mismo sucede en todas las buenas películas. Hitchcock es muy de carne y hueso, pero sus películas tienen un planteamiento muy riguroso. Y lo mismo Charlie Chaplin, quien hacía unas elecciones muy tajantes y trabajaba mucho el aspecto formal. Y, sin embargo, era fundamentalmente sentimental.
[…] Podría decirse que se es sentimental y por eso uno se organiza y organiza lo que hace.
Hilla Becher, en Bernd & Hilla Becher hablan con Moritz Neumüller (Conversaciones con fotógrafos, La Fábrica)