Joan Fontcuberta: Antes de enfocar mi cámara hacia el mundo

Joan Fontcuberta: Proyecto Sputnik - Leonov, Nikolayev, Istochnikov, Rozhdestvensky, Beregovoi y Shatalov, 1997.

Joan Fontcuberta: Proyecto Sputnik – Leonov, Nikolayev, Istochnikov, Rozhdestvensky, Beregovoi y Shatalov, 1997.

Esos riesgos existen [un arte intelectualizado y distante del público], qué duda cabe, pero hay que asumirlos, porque la situación contraria nos lleva a la mitificación del genio y de lo intuitivo que a menudo sirve sólo para camuflar ausencia de contenidos. Por otra parte, además, el artista que renuncia a pensar deja totalmente su trabajo en manos de críticos y de comisarios de exposiciones como únicos mediadores entre la obra y el público y que, por tanto, pueden instrumentalizar ese trabajo a su antojo. Este fenómeno ha sido frecuente a lo largo de las dos últimas décadas. Yo abogo sencillamente por fomentar la reflexión, inculcar la necesidad de clarificar o al menos intentar tener unas ideas de qué se quiere hacer y porqué. Para eso hace falta saber qué se ha hecho antes, qué están haciendo otros y porqué están haciendo todo eso. Para empezar podríamos establecer dos líneas de actuación fotográfica que se nos presentan como posibles: hay fotógrafos que utilizan la fotografía para conocer el mundo, y otros que se plantean que antes deben conocer la fotografía misma. No se trata de dar preferencia a una opción sobre la otra, o de presentarlas como antagónicas, sino que son complementarias y se enriquecen recíprocamente. No obstante, siendo ambas legítimas y plausibles, yo me adscribiría a esa segunda corriente, es decir, antes de enfocar mi cámara hacia el mundo, tengo que saber cómo funciona esa cámara, tener presente que no es un instrumento absolutamente transparente sino que va a introducir una serie de elementos distorsionadores, que conlleva su propia cultura de la visión, sus rutinas perceptivas y configuradoras, que conlleva en definitiva una serie de rastros ideológicos nacidos con el Renacimiento o el Positivismo, etc. Tengo que ser consciente de todos estos valores porque de cara a explicarme a mí mismo cómo es el mundo tengo que entender previamente esos factores de distorsión que voy introducir al mediar el mundo con mi cámara. Es como si dijésemos: «La fotografía es una ventana y lo que nos interesa es ver lo que hay más allá de la ventana»; a lo cual se podría oponer: «Bueno, cuidado, porque cuando miro a través de una ventana se interpone un cristal, y a veces se rompe, o se ensucia, y deja de ser completamente transparente; o puede ser un cristal esmerilado que difumina la realidad, o un cristal muy grueso que produce una gran difracción, o tener unas taras que llegan a cambiar el tipo de formas que a ti te parece ver…» En definitiva, primero vamos a analizar lo que es una ventana y lo que intercala entre nosotros y la realidad para poder hacer un juicio correcto de lo que vemos fuera y ser conscientes de los «ruidos» que pueden aparecer. Hay, pues, dos tendencias, repito, que siempre se han presentado como antagónicas y, de manera maniquea, se suele considerar que una es buena y la otra mala. A mí en cambio ambas me parecen necesarias y complementarias. Mi trabajo, por ejemplo, que es conceptual o experimental, en el fondo lo que hace es poner apostillas, hacer comentarios a la fotografía documental, es decir, analiza como se transmite la información.

Joan Fontcuberta, en diálogo con Cristina Zelich, publicado en Historias de la Fotografía Española. Escritos 1977-2004 (Editorial Gustavo Gili)

Esta entrada fue publicada el diciembre 4, 2012 a las 5:53 am. Se guardó como Lecturas y etiquetado como , . Añadir a marcadores el enlace permanente. Sigue todos los comentarios aquí gracias a la fuente RSS para esta entrada.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s