Cómo la fotografía perdió su virginidad en el camino hacia el Banco

Cáustico, irreverente, mordaz… Duane Michals viene del mundo del arte, y por eso sabe bien de lo que habla. En este libro expone sus críticas a los fotógrafos que venden su alma para entrar y permanecer en el mercado del arte -¿acaso queda alguien puro?-. Entre bromas más o menos acertadas, Michals propone un personal repaso a la desternillante y sin embargo trágica historia de cómo la fotografía perdió su virginidad en el camino hacia el banco.

La fotografía nunca ha sido sobre el dinero, siempre ha sido sobre la fotografía. Ahora que los grandes artistas la consideran arte, todo versa sobre el dinero y no sobre la fotografía.

Los fotógrafos astutos que se autodenominan «artistas» que toman fotografías y no fotógrafos, son un oxímoron idiota. Si una fotografía es etiquetada como fotografía sólo vale 3.000 dólares; si una fotografía es etiquetada como pieza conceptual, se vende por 300.000 dólares -un juego de prestidigitación semántica-.

Nunca confíes en una fotografía tan grande que sólo pueda caber dentro de un museo.

Los fotógrafos cuyos próximos tres libros se parecerán a los tres últimos deberían abandonar.

El arte nunca es aburrido. Andy Warhol era aburrido.

Esta es la era de la foto fast food. Demasiados Tillmans te provocarán acidez, colesterol y un culo gordo.

El ménage a trois de la relación simbiótica entre vendedores, críticos y museos define el arte contemporáneo. El imprimatur de este complejo artístico-industrial informa a los inversores arrivistas de cómo decorar sus paredes con un consumo conspicuo y a la moda.

Una fotografía de 8 por 10 pulgadas de Robert Frank puede ser heróica. Una de 8 por 10 pies de Gursky no es más que un cartel con pretensiones.

Las fotografías sorprendentes no sorprenden porque escandalicen, sino porque exponen pequeñas imaginaciones desesperadas.

La fotografía de moda a veces es ingeniosa, pero rara vez un arte.

«Cariño, algo divertido está pasando. Cuanto más grande es una fotografía, más pequeña parece ser. Que cosa más curiosa. No tiene sentido para mi» (El Dr. Duanus mirando desde el interior del espejo).

Quizás no sepa mucho sobre fotografía, pero sé lo que amo.

Un pepinillo de Gursky no es más que un aperitivo muy grande.

El había visto suficientes exposiciones como para saber que las impresiones grandes eran gran arte y la manera de avanzar. Aunque el gran tamaño es el mejor disfraz de lo superficial, recomiendo nunca exponer a un tamaño de 8 por 10 pulgadas o llamarlo fotografía. Debes pretender que es angustioso arte conceptual o quizás bromas Dadá. Si son sencillamente fotografías no has tenido suerte, nunca darás un pelotazo en Christie’s y serán vistas como vieja guardia de los 60s. Se repetitivo hasta la náusea y sé oscuro. Si un autorretrato funciona, haz lo mismo una y otra vez, los museos dirán que estás obsesionado y pura vanguardia.

¿Por qué caminar cuando puedes bailar?

Farster \ Färt-ster \ n: el que confunde la moda y el arte (one who confuses fashion with art)

Duane Michals: Foto Follies. How Photography Lost Its Virginity on the Way to the Bank (Thames and Hudson)

Esta entrada fue publicada el junio 17, 2011 a las 7:54 am. Se guardó como Fotografía, Lecturas y etiquetado como , , , , . Añadir a marcadores el enlace permanente. Sigue todos los comentarios aquí gracias a la fuente RSS para esta entrada.

2 pensamientos en “Cómo la fotografía perdió su virginidad en el camino hacia el Banco

  1. Es genial!!! Alguien traducirá este libro al español????

  2. Laura ¿sabes si ese alguien apareció ya? quiero el libro, y si está traducido al español mejor.

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