El significado de las imágenes es mágico. Por este motivo, las imágenes no permiten concebir la situación más que mágicamente. La estructura mágica de la imagen encubre la situación que la imagen representa. Pasaron decenas de miles de años hasta que aprendimos a superar esta magia inherente a las imágenes, a explicar las imágenes, a contar y a relatar las representaciones contenidas en la imagen y a concebir la imagen. Este aprendizaje se vio complicado por el hecho de que las imágenes no eran asibles, sino que sólo se podían palpar con los dedos. Tuvimos que aprender a arrancar las representaciones de su superficie con los dedos para colocarlas en fila y, en lo sucesivo, para contarlas y relatarlas. Después de aprender a colocarlas en fila, es decir, después de aprender la escritura lineal, ya sabíamos construir un mundo conceptual compuesto de textos, para que mediara entre nosotros y el mundo imaginario; en Ugarit, por ejemplo. Este mundo textual lineal abstrae la anchura de la superficie de la imagen y transforma las escenas de la imagen en procesos. Con la invención de la escritura lineal comenzó la historia sensu stricto. El hombre histórico concibe lo que se imagina a través de los textos para poder comprender y tratar la situación, gracias a las ideas concebidas, no de forma mágica sino de forma lógica.
Vilem Flüsser: Una filosofía de la fotografía (Editorial Síntesis)